Hace un par de semanas me he dado
cuenta de que, por una u otra causa y sin pretenderlo, llevaba más
de mes y medio sin tener noticias de nada de lo que pudiese
estar sucediendo en el mundo. Ni a nivel local o de país ni a nivel
mundial. ¡Nada! Periódicos y radio llevo muchos años sin utilizar.
Quedaban algunos telediarios, principalmente el de Wyoming que, en su
vertiente cómica, no dejaba de tenerme al día en las cosas del
país. No voy a enumerar cuales, todas, por no hacer repaso de lo que
ya no es en mi vida...
El caso es que experimento una
liberación de cosas inducidas por el sistema... ¿Cosas
inducidas por el sistema las noticias de lo que sucede?, pregunta
extrañado mi amigo Fernando.
¡Desde luego!. Las noticias que te
hacen llegar, las informaciones que te dan, los innumerables
programas de gran audiencia que buscan tu atención, cuando no
tu implicación, ¡no es todo lo que sucede en el mundo! No es ni una
mínima parte tan siquiera. Y tampoco la más relevante. Y sin
embargo condiciona tu opinión, tu inteligencia, tu estado emocional
y mental en un sentido bien definido. ¡Tu dependencia! Y por ello tu
vida.
Te crees libre, y puede que lo seas,
pues el sistema, en su afán creador de la realidad, también
ha creado esa oferta, la libertad, para generar, como cualquier
producto de mercado, su demanda...
Una historieta que pretendía ser
cómica, creo, (a saber si tenía más trasfondo que el aparente)
dibujaba en un periódico, según mi amigo José Luis, lo siguiente:
"Estaba Sócrates recorriendo los pasillos de una gran superficie comercial observando todo lo expuesto en las estanterías, y al llegar al final de cada una comentaba para sí: -hay que ver la cantidad de cosas que hay que no necesito-.”
"Estaba Sócrates recorriendo los pasillos de una gran superficie comercial observando todo lo expuesto en las estanterías, y al llegar al final de cada una comentaba para sí: -hay que ver la cantidad de cosas que hay que no necesito-.”
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